Cuore di Mamma: Carolina Costagrande- versione spagnola
dentro
de pocos meses al final podrás finalmente realizar un grande sueño
tuyo: tomar parte a los Juegos Olímpicos llevando la camiseta de la
nacional italiana. Aunque somos argentinos, en nuestra familia Italia
siempre ha tenido un papel importante y para las dos, Italia siempre
ha sido una parte integrante de nuestra vida. En realidad, tu nunca
habías exteriorizado la voluntad de jugar para la selección
italiana, pero yo sabia que había una parte de ti que lo querría
mucho y por lo tanto verte con esa camiseta para mí
ha sido algo natural y me ha llenado de orgullo. Cuando te han
convocado ha sido una grandísima emoción, aunque ha significado
pasar menos tiempos juntas: la última
vez que estuviste aquí en Trébol fue el 13 de octubre del año
pasado.
¿Y
cómo
podría olvidarme de esa fecha? Acababas de volver a Argentina con la
idea de quedarte un mes pero a Italia le dieron la wild-card para
el Grada Prix. Tu no sabías
qué hacer: ¿volver
a Italia para entrenarte, o quedarte con tu familia? Recuerdo que un
día te planteaste a mis espaldas y me dijiste que querías irte, y
yo te dije “ándate”
; pero no enojada, porque sabía
que era lo que tu querías hacer. Y considerando el resultado que
habéis obtenido, sin dudas la tuya ha sido la mejor decisión. Yo vi
todos los partidos, despertándome a las tres de la madrugada y sin
poderme acostar otra vez por la gran adrenalina.
Llevar
la camiseta de la selección y ganar una competición tan importante,
pienso es el sueño
de cualquier atleta, y yo lo viví
contigo. Ya me conoces bien: cuando juegas yo me fijo solo en ti. Se
debo decir la verdad, pero, aunque hace muchos años que sigo el
voleibol, no entiendo mucho el juego: no sé nada de esquemas o de
las tablas de rendimiento; lo que miro yo son tus emociones mientras
estas jugando y yo siempre siento lo mismo que tu. De hecho, entre
nosotras hay algo especial: a menudo pensamos y vivimos las mismas
emociones; tenemos una conectividad y unidad de pensamiento
increíbles. Eres mi primera hija y sin hacer diferencia con los
otros, entre la madre y la primer nacida siempre se crea una relación
especial. Además,
pienso que esta relación se ha mantenido con el tiempo y ha llegado
a ser más fuerte: por eso parece que a menudo pensamos lo mismo como
si tú
fueras una prolongación mía. Nos parecimos en muchas cosas aunque
tú
eres más
dócil que yo: personalmente soy mucho más
explosiva, pero las dos creemos en los valores de la familia, en los
afectos y vivimos las cosas de manera visceral. Lo que admiro más en
ti pero es otra cosa: tu deducción, el esfuerzo y la fuerza que
pones para lograr tus sueños
y que cada vez me emociona. También ahora, solo pensándolo,
esto me rellena el corazón de orgullo! Tu determinación en
entrenarte con constancia día tras día, año tras año, éxito tras
éxito es algo que admiro mucho porque sé cuanto es difícil pasar a
otro equipo, relacionarse en un grupo nuevo, enfrentar un infortunio
o un momento físico negativo. Y tú,
siempre has demostrado una gran fuerza de voluntad: ¡nunca
te he odio decir “hoy no tengo ganas de entrenarme” o verte en
campo sin ganas de jugar! Estoy cierta que tanta devoción expresa
una personalidad única, ya que hace muchísimos años que estás
jugando.
Recuerdas
tu debut? Al principio tu padre quería que te fueras al club
independientemente de la actividad física que eligieras. Aunque eras
también muy buena al tenis, tú
buscabas un deporte de grupo y un día una amiga tuya te pidió
que se le acompañase a un entrenamiento de voleibol: tú
te fuiste y nunca dejaste. Cuando iniciaste, tomaste el voleibol muy
seriamente, aunque nosotros queríamos que fuera algo recreativo. Un
día te acompañamos a una ciudad cerca: era la primera vez que
tomabas parte a un torneo y jugabas con otros chicos. Siendo
pequeños, aún
no teníais rotaciones y durante los entrenamientos recorríais la
pelota por todas partes. Tu eras muy chiquita, no de edad sino de
estatura y recuerdo que ese día recorrías la pelota por todo el
campo y nosotros mirandote nos reíamos mucho; pero al mismo tiempo
temíamos que te pudieras enojar simplemente haciendo esto y
corriendo de un lado a otro sin tomar el balón. En cambio, tu te
divertías muchísimo y se veía
que te gustaba mucho este juego. Ya no puedes imaginar cuánto
me sorprendieron las palabras de Mario Martini cuando ese día vino a
hablar con tu padre y yo diciendo estas mismas palabras: “les
debo decir una cosa. Carolina cualquier cosa decida hacer, sea que
sea el voleibol o el tenis, u otro deporte, lo va a hacer bien porque
tiene mucho talento”. De
hecho no podía creer qué un técnico que te había visto jugar solo
un par de veces, pudiera tener tan confianza en ti y en tus
capacidades. Las cosas se hicieron aún
más serias algunos años después cuando Mario decidió llevarte al
retiro de la selección argentina. Tu
estabas jugando un torneo muy importante en Trébol y Mario nos pidió
que no te dijéramos nada porque el partido era demasiado importante
y tu debías concentrarse solo en eso. Tu padre y yo lo comentamos y
el domingo, el día después del torneo, te lo dijimos. Yo insistía
que si no querías ir no había ningún problema porque ya te habrían
llamado el año siguiente. Pero tu dijiste que no, que te querías ir
a Buenos Aires aunque se trataba de 500 kilómetros de distancia.
Cuando te trajimos, los técnicos nos explicaron que se trataba solo
de una semana; pero la idea de separarme de ti, ya me llenaba los
ojos de lagrimas. Era una prueba sea para ti que para mí
como mamá, pero me daba confianza el hecho de que se trataba solo de
siete días. Quizás no te habría dejado si hubiera sabido que esa
semana se transformaría en una larga gira de casi un mes. Habías
impresionado mucho a los técnicos y lo que más valía para mí
es que te veía feliz de lo que estabas haciendo. Ha sido por esto
que acepté tu decisión de firmar para el equipo de Boca Junior. Si
debo ser sincera, al principio estaba muy preocupada: tú
tenías
solo 16 años y la Boca es un barrio muy particular de Buenos Aires,
donde el único elemento que uñe
a las personas es la camiseta del club deportivo. Es como si fuera un
escudo y por eso todos me decían que te habría protegido; ¡y
lo hizo! Además, esa experiencia te abrió las puertas para Italia:
Claudio Cuello, tu entrenador en Boca, estaba seguro de que había
llegado el momento de hacer un salto de cualidad y a pesar de que te
habían llamado también de Brasil y tenías
problemas a la rodilla, decidiste irte a Palermo con tu abuela y
conquistaste literalmente a todos en Italia.
Aquí
en la tierra de tus antepasados empezaste tu carrera y llegaste a ser
una verdadera campeona; y fue aquí que demostraste todo tu verdadero
potencial. No sabría encontrar un solo momento importante de toda tu
carrera. Claro el primer “scudetto” con Pesaro fue una emoción
grandísima; pero sinceramente, recordaré esa temporada por otra
razón: independientemente del resultado final, sentía que como
jugadora habías finalmente encontrado el equipo y el tipo de
entrenamiento que necesitabas para llegar a ser una campeona. Ese
triunfo fue la simple consecuencia de ese connubio perfecto. Antes
siempre parecía que te faltase algo, que hubiese algo que te
obstaculizase. En esa temporada, en cambio, hubo una verdadera
explosión de tu carrera: estabas contenta con ti misma y estabas
lista para grandes empresas. Eres una persona muy fuerte, y aunque
estoy segura de que tuviste momentos difíciles, nunca nos lo
transmitiste. En esos momentos, yo sentía de no estar a tu lado o de
no poderte ayudar cuando no lograbas jugar como deseabas. Es muy
doloroso para una madre no poder ayudar a su propria hija y el
mensaje que te envío antes de cada partido es una forma para
demostrarte que siempre estoy cerca de ti. Un mensaje cortito, un
poco fuerte, que pero expresa bien lo que siento y sobretodo lo que
te deseo: que tu logres a encontrar tu vía año tras año; que
alcances tus objetivos; que concretices tus esfuerzos y, a pesar de
los resultados, que tú
logres a vivir los juegos Olímpicos en la mejor forma posible. Y
todo esto, porque avaloro tu espíritu, tus esfuerzos, y porque tú
eres parte de mí.
Te
amo,
tu
mamá,
Mercedes.
Articolo originale pubblicato sul numero di maggio 2012 di Pallavoliamo.it
Commenti
Posta un commento